En esta casi finalizada mañana de sábado me dedicaré unos minutos a detallar un tema que me viene preocupando hace un tiempo.
"Es un tema de decisiones"-solía decirle a mi antiquísimo camarada y es en quien me baso para realizar esta fatídica entrada.
Me pregunté una y otra vez por qué a la gente le cuesta decidirse tanto con cosas que se suponen que son sencillas, como por ejemplo arreglar para verse con un amigo: algo que debería ser bastante sencillo y agradable se termina convirtiendo en una pesadilla llena de complicaciones. Complicaciones que, para mi punto de vista, ya dejan de tener sentido alguno, que son en vano, al pedo, como quieras decirle.
Me parece entonces que hoy en día las pequeñas cosas lindas y sencillas dejaron de existir como tales, sino que todo se convirtió en una enorme masa de problemas sin resolver y sin ganas de resolver, a nadie le interesa nada más que sí mismo, y eso se refleja en miles de formas y tratos de la gente.
Pero hoy me voy a dedicar a los jóvenes que no saben lo que quieren, que no se deciden por nada, ni en las decisiones que deberían ser muy simples. Es cuestión de que tomen la iniciativa de controlar ellos mismos su vida, buscarles el sentido a la vida y hacer realmente lo que desean hacer y no lo que están obligados a hacer. Porque, me pregunto, ¿de qué sirve hacer algo que uno no quiere hacer, haciéndolo entonces de mala gana y con cara de odio?, ¿por qué sienten que tienen que hacer aquello que les obligan sin hacer valer primero lo que ustedes quieren?
Un poco de autocontrol, elijan por sí mismos, no se dejen gobernar por nadie más, porque su vida es suya y nada más que suya. "La vida es corta y hay que disfrutarla" decía mi tan querida Tía (que en paz descanse). Y mucha razón tuvo, si uno no disfruta de lo que tiene, ¿para qué lo tiene?. A esto quería llegar, a este mensaje de disfrutar la vida más allá de todo, disfrutarla con un sentimiento de libertad, y hacer sólo lo que uno quiere hacer, sobre todo si se trata del fin de semana! Ya bastante que vamos obligados al colegio y no todas las veces se la pasa muy bien por razones obvias llamadas pruebas y estudios y trabajos que uno casi nunca tiene ganas de hacer (y me incluyo en ese grupo). Entonces, ya existe la obligación del colegio, llega el fin de semana ¿y también vas a seguir haciendo cosas que no te gustan y no tenés ganas?. ¿Para qué?. La adolescencia se pasa más rápido de lo que pensamos y si no disfrutamos ahora de este tiempito de pavear que tenemos todos los fines de semana, ¿cuándo lo vamos a disfrutar entonces?
sábado, 6 de agosto de 2011
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