domingo, 28 de febrero de 2010

¡Oh proceloso! ¡Oh mar!

El cielo ardía al caer el atardecer. El mar había enclarecido en una tonalidad verdosa que contrastaba con los diversos azules del cielo y a lo lejos, un anaranjado ardiente que luego derivó a un rosa fugaz.
La blanca espuma en las orillas del proceloso revoloteaba como un pedacito de nube a causa de la ventolina por la húmeda arena. El viento frío azotaba desde el mar con un dejo salado en el aire.
El muelle se divisaba a lo lejos pero de a poco se acercaba haciéndose cada vez más grande.
Nos preguntábamos por qué nadie había llamado en busca de nuestro paradero mientras observábamos el mar en vuelta al descanso, en busca del lecho.
El aire marítimo, natural y sencillo construía una paz en el andar, despejando la mente, limpiando impurezas.
¿Qué sería de nosotros si viviéramos acá? ¿Acaso sentiríamos esta pureza de aire si la misma fuera permanente?

jueves, 4 de febrero de 2010

Y comencé a cavilar...

Qué de Eneros...
Si tan sólo pudiera revivirlos una y otra vez lo haría.
En el antaño me habría quejado todo Enero de la desgracia que todo adolescente sufrió en algún momento que se llama aburrimiento.
Este verano fue inolvidable debido a la gente que conocí, sin ellos el verano habría hecho "mutis por el foro" y me habría olvidado de él fácilmente.
Las extremas clases de Step y Mix latino ayudaron a que mi verano se viera más liviano y agradable todos los días, al principio me costó muchísimo pero luego se hizo cotidiano y placentero. Los "gritos" de aliento de las profesoras mientras que el enésimo abdominal comenzaba a doler y eso era solo el principio de un trabajo duro que cada vez se hacía más intenso en las cuentas de Rosana: "¡5..6..7.. 8 más!" Escuchar esa palabra seguida del ocho daban ganas de aniquilar a la fabulosa Rosana pero para evitar esos pensamientos pesimistas y mortuorios comenzaba a tararear de cualquier manera la canción que se escuchaba en el momento con tal de olvidar el dolor, y... ¡Eureka! ¡Daba resultado! Por unos segundos menos de dolor podría hasta cantar la canción completa si es que la conocía.
Luego de una hora de subir y bajar del step, hacer abdominales y todo tipo de "localizada del dolor" venía la legendaria clase de Mix latino en la cuál el cansacio predominaba de antemano pero jamás me redimía ante él y comenzaba la clase tranquila hasta que volvía "Miss Localizada" a arruinarme los planes de rellano mientras bailaba. Y nuevamente comenzaban los gritos de alientos que esta vuelta venían de parte de Mariela quién perpetuamente me miraba gritando "¡Dale!" cuando me detenía en los ejercicios y el dolor no cesaba.
A pesar de todo, al finalizar las dos horas de trabajo duro, salía con una sonrisa de oreja a oreja del gimnacio, sintiéndome mas segura en el camino a la felicidad, es decir, en el camino a ser "más flaca", un camino que optamos la mayoría de las mujeres y algunas llegamos, para no decir muy pocas.
"La" caminata con Juli y Ari, fue genial, creo que jamás he caminado tantas cuadras seguidas en mi vida; las "actuaciones" en lo de Juli, hechas básicamente por Ari, Car y Manu. Aquellas tardes de locura que pasaban apresuradamente y cada momento siempre era y será único, compartir nuestros escritos también fue algo para regocijarse.
Tocar la guitarra y cantar con los chicos de la JAR (algunos), ir a la casa de Gonza.
No hay mucho más que nombrar porque aquellos son los momentos inolvidables, son aquellas pequeñas cosas las que realmente constituyen un Enero de maravillas. Incluso pude olvidar el mundo de fantasía y vivir una realidad que no está tan mal, una realidad que incluso... me pudo hacer feliz.